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Las frutas y hortalizas han sido parte
de la alimentación humana desde los inicios de la humanidad.
Estos alimentos
son organismos biológicos
vivientes, por lo tanto luego de su cosecha comienzan a sufrir
procesos de deterioro, con la consiguiente pérdida de calidad.
Esto es lo que les brinda el carácter de perecederos. La
vitalidad de los productos frutihortícolas y sus
características nutritivas y organolépticas especiales son
responsables de la preferencia del consumo en fresco.
La producción de alimentos de calidad, con destino a mercado
interno y externo es de alta prioridad y es además lo que el
consumidor demanda actualmente. El tema ha crecido fuertemente
en los últimos años, en Argentina y en el mundo (Ferratto,
2003). En los actuales mercados, la búsqueda de la excelencia
y la calidad se convierten en metas fundamentales para los
productores de alimentos y bebidas (Parrilla Corzas, 2002).
Las exigencias del consumidor actual de frutas y hortalizas se
orientan cada vez más por los aspectos cualitativos más que
los cuantitativos y éstos prefieren que tengan ciertas
características sensoriales que lo satisfagan o, lo que es lo
mismo, que tengan calidad. (Proyecto Eclair, 1996.)
En la producción de alimentos cada día se tiene más en cuenta
la satisfacción del cliente; así el concepto de calidad ha
evolucionado desde ser "una adaptación a las especificaciones
internas" a "la capacidad de una organización de satisfacer
las necesidades, explícitas e implícitas, que el cliente
tenga". (Ferratto, 2003).
Las distintas definiciones muestran nuevamente la importancia
de la calidad evaluada desde el consumidor. Genéricamente,
el significado de la palabra calidad difiere dependiendo
de las percepciones y las circunstancias, a continuación
se citan algunas:
La definición de calidad es muy amplia y puede variar según
la óptica desde la cual se evalúe. En frutas y hortalizas,
puede tener distintas acepciones según los distintos actores
involucrados en de la cadena de distribución. Pero principalmente
puede ser dividida en calidad orientada al producto y calidad
orientada al consumidor. La importancia relativa de cada
componente de la calidad depende del producto y de los intereses
individuales del consumidor. (Kader A., 2001)
Según Shewfelt, R,L. 1999, el objetivo último de la
producción, manipuleo y distribución de las frutas y vegetales
frescos, es satisfacer al consumidor. Generalmente se acepta
que la satisfacción del consumidor está relacionada con la
calidad del producto. Sin embargo la mayoría de los esfuerzos
para mejorar la calidad han sido tendientes a la prolongación
de la vida de estante en detrimento del sabor. Y aquí se
plantea la paradoja de la calidad para frutas y hortalizas. Es
decir que durante la cadena de distribución para una fruta u
hortaliza dada, cuanto más prolongada es la vida de estante,
peor es la calidad del producto cuando llega al consumidor. (Shewfelt,1999)
Los métodos utilizados para evaluar calidad son: 1) escalas
objetivas basadas en instrumentos de medición y 2) métodos
subjetivos basados en el juicio humano (análisis sensorial) (Kader,
1992). Toda vez que la seguridad e higiene de un alimento está
garantizada, lo satisfactorio de sus propiedades
organolépticas pasa a ser el criterio más importante, el que
determina la elección y, más aún, la fidelidad de un
consumidor hacia un producto o marca. (Grupo Eroski, 2002). La
calidad como aceptabilidad por parte del consumidor de un
determinado producto está integrada por distintos aspectos
recogidos por los sentidos: vista (color y defectos), olfato
(aroma y flavor), tacto (manual y bucal), oído (tacto y
durante la masticación) y gusto (sabor). Todos los aspectos de
la calidad, tanto externos como internos, son contemplados y
valorados por el consumidor a la hora de decidir sobre la
adquisición de un producto para consumo en fresco.
Cuando hacemos referencia a la calidad desde el punto de vista
del consumidor, su medida se hace menos tangible y
cuantificable. El análisis sensorial se transforma, en este
caso, en una herramienta de suma utilidad, dado que permite
encontrar los atributos de valor importantes para los
consumidores, que sería muy difícil de medir de otra manera.
El análisis sensorial existió desde los comienzos de la
humanidad, considerando que el hombre eligió sus alimentos,
buscando una alimentación estable y agradable (Picallo, A.,
2002). Sin embargo el surgimiento como ciencia es reciente,
siendo establecida y aceptada como tal en la actualidad.
Sus usos son numerosos, y su utilidad indiscutida según muchos
autores, especialmente hoy en día donde la calidad ha pasado a
ser el factor muchas veces decisivo en la elección de
alimentos. Sin embargo puede presentar algunas limitantes dado
que las preferencias de los consumidores varían ampliamente
según las perspectivas culturales o demográficas, de un
consumidor a otro dentro de un grupo cultural o demográfico o
incluso en el mismo consumidor dependiendo de muchos factores
como el humor o el uso que le intenta dar al producto. (Prussia
and Shewfelt, 1993)
En el presente trabajo se analiza si el análisis sensorial es
un método de utilidad para mediciones de calidad en frutas y
hortalizas, evaluando la misma desde el punto de vista del
producto y del consumidor.
Calidad en general y calidad en frutas y hortalizas
Existen numerosas definiciones de calidad pero podemos decir
que en general consideran:
-
Satisfacción de expectativas, pretensiones o
especificaciones.
-
Satisfacción del cliente en sus necesidades actuales y
futuras.
La calidad en frutas y hortalizas abarca atributos
sensoriales, los cuales pueden ser percibidos por los sentidos
humanos y atributos ocultos como los relativos a la nutrición
y seguridad. La importancia relativa de los diferentes
atributos de la calidad pueden ir cambiando a medida que el
producto va pasando por distintos estadios desde la cosecha
hasta el consumidor (Shewfelt,1993).
Es decir que la calidad en frutas y hortalizas puede ser
medida a través de:
-
a) Aspectos sensoriales: es decir aquellos que pueden
percibir nuestros sentidos.
-
Visuales: es uno de los aspectos más importante que
caracterizan a la calidad y es lo que habitualmente se
define como calidad. La expresión "la primera impresión
entra por los ojos" es muy válida para los productos
frutihortícolas. Es muy importante el tamaño, la forma,
el brillo, el color y la ausencia de defectos visuales.
Hace también a los aspectos visuales la presentación
del producto como su packaging, marca, etc.)
-
Táctiles y auditivos: la textura de un producto es un
atributo complejo percibido como sensaciones por los
labios, la lengua, los dientes, el paladar y los oídos. La
firmeza o terneza de un producto están relacionadas con la
mayor o menor dificultad para desgarrar los tejidos y
masticarlos.
-
Olfatorios: el aroma de los productos frutihortícolas es
un componente muy importante de la calidad y es producido
por numerosos compuestos.
-
Gustatorios: son los percibidos por el sentido del gusto,
ellos son: dulzura, amargura, acidez y salinidad.
-
b) Nutricionales:
-
c) Inocuidad o aspecto que hace a la Seguridad alimentaria:
un alimento deber estar libre de contaminantes químicos
(plaguicidas, metales pesados, etc.); biológicos (hongos,
bacterias, parásitos animales, etc.) y físicos (vidrios,
metales, etc.).
-
d) Servicio: no está relacionado a la fruta u hortaliza en
si misma, sino a los servicios que las complementan para
satisfacer mas adecuadamente a los consumidores:
fraccionamiento en envases tipo familiares; cortados y
listos para consumir; con recetas o recomendaciones de
consumo; entrega directa a domicilio; fiscalización y
certificación del producto (aseguramiento de la calidad);
etc.
-
e) Costo de uso: relación precio y beneficio de uso. Es
decir rendimiento, vida poscosecha, seguridad, etc. (Ferratto,
2003).
Calidad orientada al producto y orientada al consumidor
La importancia relativa de cada componente de la calidad
depende del producto y de los intereses individuales de las
personas. (Kader, 1992) La mayoría de los investigadores en
poscosecha, productores y manipuladores están más orientados
hacia la calidad del producto, la cual está descripta por
atributos específicos del producto en sí mismo como contenido
de azúcar, color o firmeza. En cambio, los consumidores,
comercializadores y economistas están más orientados hacia la
calidad desde el punto de vista del consumidor, es decir
aquella que el consumidor quiere y necesita. (Shewfelt, 1999).
Analizando la calidad desde el punto de vista del producto y
desde el punto de vista del consumidor se plantea una
paradoja, si decimos que dentro de la cadena de manejo de
poscosecha, para una fruta u hortaliza dada, cuanto más larga
es la vida de estante, peor es la calidad del producto cuando
llega al consumidor. Desde una orientación desde el producto,
esta afirmación es errónea porque a mayor vida de estante, más
lento deterioro de la calidad del producto durante el
manipuleo y almacenamiento y el consumidor va a estar más
ávido de comprarlo y consumirlo. Desde una orientación del
consumidor, la evaluación de la calidad es de fundamental
importancia en dos puntos, compra y consumo. (Shewfelt, 1999).
Las decisiones de manejo realizadas dentro de la cadena de
distribución, tendientes a extender la vida de estante,
conspiran premiando la apariencia a expensas del sabor. (Prussia
and Shewfelt, 1993). Un caso representativo de esta paradoja
podría ser el tomate larga vida donde se ve prolongada la vida
de estante desmereciendo el sabor.
La calidad orientada al producto
La calidad orientada al producto se define como una serie de
atributos seleccionados sobre la base de la precisión de su
medida. Para esto se utilizan instrumentos analíticos y tiene
como ventajas que los datos pueden ser analizados y los
resultados reproducidos. (Shewfelt, 1999). Sin embargo, aunque
se pueden generar gran cantidad de datos de utilidad, no se
pueden validar externamente o extrapolar a conductas de
mercado. No se puede saber si las diferencias detectadas en el
producto podrán ser detectables por los consumidores (van
Trijp and Schifferstein, 1995). A su vez existen atributos que
solo puede detectar el ser humano.
La calidad orientada al producto se adapta más a satisfacer
las necesidades de los distribuidores. Provee los mejores
métodos para desarrollar y asegurar avances tecnológicos en
poscosecha. Enfatiza la apariencia del producto llevando a
extender la vida de estante y disminuir los precios a expensas
del sabor.
Existe en la actualidad una gran diversidad de instrumentos
que aportan información relevante en relación a la calidad de
frutas y hortalizas frescas. La selección de los equipos debe
efectuarse tanto en función de los aspectos cualitativos a
evaluar, como en función de restricciones de uso y
presupuesto.
La gran mayoría de las magnitudes instrumentales consideradas
en la actualidad como estándares en la determinación de la
calidad de frutas y hortalizas son: destructivas (firmeza
Magness-Taylor, jugosidad Chylofel, sólidos solubles, acidez
valorable, índices de almidón, etc.) o demasiado lentas
(emisión de etileno, de anhídrido carbónico o de aromas) como
para poder efectuar una evaluación completa de todas las
partidas. Esto lleva a la necesidad de seleccionar una muestra
sobre la partida y atribuir a la partida completa las
propiedades determinadas sobre la muestra. (Barreiro, P.)
La calidad orientada al consumidor
En cambio, la calidad orientada al consumidor, requiere de un
conocimiento de la conducta del consumidor y puede ser
utilizada para predecir el desempeño del producto en el lugar
de venta. Se basa en la percepción humana y la conducta. (Shewfelt,
1999). Los estudios orientados al consumidor, cuando están
bien formulados proveen validez externa, por lo tanto brindan
una mejor apreciación de la performance del producto en el
punto de venta. Se adapta más a producir un sistema de
distribución orientado a las necesidades del consumidor.
Enfatiza el sabor a expensas de la apariencia con lo que
conlleva a acortar la vida de estante, aumentar los precios y
producir mayores pérdidas.
En la medición de la calidad orientada al consumidor es donde
se torna de suma utilidad el análisis sensorial. Presenta
numerosos usos y resulta muy útil especialmente hoy en día
donde la calidad ha pasado a ser el factor muchas veces
decisivo en la elección de alimentos.
Análisis sensorial o evaluación sensorial
Normalmente, el consumidor tiene gustos muy definidos y asocia
determinados caracteres a la calidad o satisfacción que
produce un alimento, por lo que espera encontrarlos cuando lo
adquiere y consume. La dificultad radica en que los gustos
acostumbran ser muy personales, aunque los factores culturales
pueden marcar tendencias.
En la apreciación de un alimento, los
sentidos tienen una importancia distinta a la que reciben en
otros aspectos de la vida. Así, los llamados sentidos
"químicos" como el olfato y el gusto suelen ser determinantes
en una valoración subjetiva del alimento, mientras que los
"físicos", vista, oído y tacto, más importantes en la vida
rutinaria, juegan un papel secundario. A posteriori, aroma y
sabor definirán la elección futura del consumidor. La
aceptación intrínseca de un alimento es la consecuencia de la
reacción del consumidor ante las propiedades físicas, químicas
y texturales del mismo. De hecho, una de las múltiples
definiciones de análisis sensorial obedece al examen de las
propiedades organolépticas de un producto por los órganos de
los sentidos, es decir, el conjunto de técnicas que permiten
percibir, identificar y apreciar un cierto número de
propiedades características de los alimentos.
http://pci204.cindoc.csic.es/cdta/especiales/consumidores/1.htm
La evaluación sensorial es el análisis de los alimentos u
otros materiales por medio de los sentidos. La misma incluye
distintas etapas como son la definición del problema, la
preparación de las pruebas, la ejecución de las pruebas y la
interpretación de los resultados.
Utilidad del análisis sensorial
Las utilidades del análisis sensorial son numerosas y dentro
de ellas es posible mencionar:
-
Caracterización hedónica de productos realizando estudios de
consumidores y obteniendo el grado de aceptación de
los mismos.
-
Comparación con los alimentos competidores del mercado con
un propósito claro: marcar las preferencias del consumidor.
-
Establecimiento de criterios de calidad: desarrollo de un perfil
sensorial.
-
Control del proceso de fabricación. Un análisis sensorial,
metódico y planificado, resulta de especial interés
cuando se ha modificado algún ingrediente o materia
prima o simplemente se dan cambios en las condiciones
de procesamiento: modificación del tiempo de cocción,
incremento o descenso de la temperatura ambiente, introducción
de nuevos equipos instrumentales, etc.
-
Verificación del desarrollo del producto. El estudio organoléptico
en cada etapa o punto crítico de la fabricación puede
ayudar a subsanar problemas, de forma rápida y eficaz.
-
Vigilancia del producto integrando aspectos como la evaluación
de su homogeneidad, su vida útil comercial y la posibilidad
de exportarlo fuera del lugar de origen, conservando
íntegras sus cualidades sensoriales...
-
Medición de la influencia del almacenamiento: temperatura,
tiempo de elaboración y condiciones de apilamiento.
Formas de realizarlo
El análisis sensorial de los alimentos puede realizarse a
través de diferentes pruebas, según la finalidad para la que
estén diseñados. A grandes rasgos, pueden definirse dos
grupos:
Pruebas objetivas
Una de las principales metas perseguidas por el análisis
sensorial de alimentos es el desarrollo de una metodología,
idealmente objetiva, para la determinación de parámetros
organolépticos en los alimentos. Hasta la fecha, y pese
a numerosos intentos, el hombre no ha conseguido crear un
instrumento que sustituya al análisis sensorial. Dicho instrumento
debería englobar todos los métodos analíticos encaminados
a evaluar el aspecto exterior, el sabor y el aroma de nuestros
alimentos.
De entre las metodologías instrumentales
consideradas objetivas el color es la única propiedad sensorial
que puede ser medida, de forma instrumental, más efectivamente
que visual. Otros aparatos como los texturómetros universales
y la gran variedad de test encaminados a determinar parámetros
reológicos como la dureza, fibrosidad, harinosidad, adhesividad,
jugosidad. Existen
otras evaluaciones instrumentales, también de gran uso en
laboratorios alimentarios, denominadas técnicas semiobjetivas.
Se incluyen dentro de este grupo a las cromatografías y
las valoraciones físico-químicas y bioquímicas, indicadoras
de la composición cualitativa del producto (sus vitaminas,
elementos minerales, proteínas, ácidos y azúcares, colorantes,
edulcorantes artificiales) aspecto íntimamente ligado a
las propiedades sensoriales y al margen de aceptabilidad
del alimento. Todas estas técnicas pueden,
en el mejor de los casos, llegar a tener una buena correlación
en sus medidas con el juicio sensorial, pero parece muy
difícil que puedan sustituir al ser humano. En última instancia
son las personas las que deben valorar la calidad de un
alimento, expresar la compleja apreciación sensorial y valorar
su grado de satisfacción al ser degustado.
Se puede decir que hoy en día no existe ninguna técnica capaz
de simular las sensaciones que un catador experimenta, por lo
que es necesaria una valoración sensorial de los alimentos por
un equipo de personas.
Los análisis objetivos se dividen en dos grandes grupos:
pruebas discriminativas y descriptivas.
-
Pruebas discriminativas: tienen como objeto detectar la
presencia o ausencia de diferencias de atributos sensoriales
entre dos o más productos.
-
Pruebas descriptivas: su utilidad es muy diversa, desde la
determinación de diferencias sensoriales entre un producto y
sus competidores en el mercado, hasta la caracterización de
aromas, un tema de gran interés para las empresas de
alimentación, dada la disparidad de criterios entre el
productor y el cliente con relación a su estabilidad.
Pruebas hedónicas
Es aquella en la que el juez catador expresa su reacción
subjetiva ante el producto, indicando si le gusta o le
disgusta, si lo acepta o lo rechaza, si lo prefiere a otro o
no. Son pruebas difíciles de interpretar ya que se trata de
apreciaciones completamente personales, con la variabilidad
que ello supone.
Los estudios de naturaleza hedónica son esenciales para saber
en qué medida un producto puede resultar agradable al
consumidor. Pueden aplicarse pruebas hedónicas para conocer
las primeras impresiones de un alimento nuevo o profundizar
más y obtener información sobre su grado de aceptación o en
qué momento puede producir sensación de cansancio en el
consumidor.
Algunos ejemplos en el uso del análisis sensorial
Las empresas buscan deliberadamente mejorar sus productos
debido a la intensa competencia por los consumidores.
Habitualmente los estudios para verificar el potencial de un
alimento o una bebida entre sus futuros compradores los lleva
a cabo el Departamento de Marketing, en estrecha relación con
los analistas especializados en evaluaciones sensoriales. Las
empresas solicitan análisis sensoriales con el fin de reducir
costos, modificando maquinarias o metodologías, o para
verificar el impacto del producto al sustituir ingredientes en
la fórmula original o al realizar cambios en el procesamiento
y la formulación.
Tomar decisiones a partir de los resultados obtenidos de un
análisis sensorial puede ser muy arriesgado, mucho más a
medida que aumenta el tiempo entre el estudio y su aplicación
real. Un ejemplo muy claro lo encontramos en una gran
multinacional, Coca-Cola. A principios de los 80 se perfilaba
como el refresco líder pero estaba perdiendo mercado frente a
Pepsi, por ello promovió el lanzamiento de un producto nuevo;
invirtió más de dos años y 4 millones de dólares antes de
escoger la fórmula nueva. Llevó a cabo alrededor de 200.000
pruebas de sabor (estudios hedónicos); en estos test ciegos el
60% de los consumidores escogió la Coca Cola Nueva frente a la
vieja y el 52% en lugar de Pepsi. Todo apuntaba a un éxito
total, sin embargo no fue así y la empresa tuvo que reaccionar
rápidamente para evitar un verdadero desastre, aceleró las
actividades perfiladas centrándolas en potenciar la Coca Cola
Clásica y colocó el producto nuevo en un papel secundario. Es
difícil conocer cuál fue la causa exacta del fracaso, pero
probablemente se erró en el diseño de las pruebas hedónicas
-quizás una mala elección de los jueces catadores- e
indudablemente los cuestionarios no reflejaron fielmente la
intención de compra del consumidor.
Esto muestra claramente que el análisis sensorial puede traer
aparejado problemas cuando no se plantea claramente el
problema o no se selecciona adecuadamente quienes lo van a
llevar a cabo. Pero también tiene muchos usos ventajosos como
por ejemplo: la Revista Informaciones Técnicas en su nº 94 del
año 2001 (www.aragob.es/agri/pdf/it94.pdf)
muestra una aplicación real del análisis sensorial al control
de calidad de la fruta. Uno de los factores que influyen de
manera decisiva en la calidad y conservación de este grupo de
alimentos es su grado de maduración durante la recolección y
su comportamiento post-cosecha. En este sentido los frutos se
subdividen en dos grupos: climatéricos (melocotón, manzana) y
no climatéricos (cereza, uva de mesa) dependiendo de su
sensibilidad al etileno. Uno de los problemas que resaltan es
la infructuosidad de utilizar únicamente los denominados
índices de madurez, medidas de laboratorio que no guardan una
buena correlación con lo que opina el consumidor. Mediante el
análisis sensorial se puede determinar el momento óptimo de
recolección y establecer los parámetros físicos que coinciden
con el máximo grado de satisfacción del juez catador al
consumir la fruta.
Otro ejemplo de utilización de análisis sensorial en
hortalizas puede ser el realizado en Nueva Zelanda con
Espárragos para exportación. Allí, espárragos almacenados a 1ºC
durante 4 semanas fueron evaluados para medir su sabor,
textura y color a través de un panel de jueces inmediatamente
después de su almacenamiento y una vez más luego de 3 días a
20º C. En el mismo concluyen que los parámetros sensoriales
descriptos deben ser considerados cuando los espárragos
frescos son manipulados, transportados y comercializados. Los
cambios rápidos iniciales en sabor y color pueden ser
tolerados pero la mayor pérdida de coloración con el
almacenamiento prolongado (3 semanas) no sería comercialmente
aceptable y es acompañado por otros aspectos de deterioro. (King,
G.A; Henderson, K.G; Lill, R. E, 1987)
Factores a ser contemplados para la realización adecuada de
un análisis sensorial
Uno de los mayores problemas asociados al análisis sensorial
de los alimentos es conseguir que la respuesta humana sea
precisa y reproducible dado que el aparato sensorial humano
muestra grados de variación de sensibilidad de persona a
persona, que cada mundo individual de sensaciones es muy
diferente dependiendo del nivel de desarrollo y que la
sensibilidad puede ser influenciada fácilmente por cuestiones
externas o del medio.
Existen numerosos elementos determinantes en la aceptabilidad
o preferencia de un producto, elementos que deben ser tenidos
en cuenta al momento del diseño del análisis sensorial. Se
pueden subdividir en dos grandes grupos: 1. Características
del alimento o bebida y 2. Características del consumidor.
a)
Características del alimento
Disponibilidad:
resulta básico que sea fácil encontrar el producto en las
zonas habituales de compra para el consumidor, de ahí que uno
de lo s objetivos mayoritarios de todas las empresas de
alimentos sea ampliar sus puntos de venta.
Utilidad: por alimento útil se entiende aquel que
resulta imprescindible en una dieta -por el aporte de
vitaminas, nutrientes esenciales, proteínas o carbohidratos-,
que puede ejercer un efecto beneficioso sobre nuestra salud o
nuestro aspecto físico o que puede ayudar a reducir una
enfermedad.
Conveniencia:
la conveniencia se diferencia básicamente de la utilidad
porque se introducen factores económicos.
Precio:
sin duda alguna es uno de los factores más limitantes para la
libertad con la que el consumidor escoge el producto y puede
ser origen de una diferenciación social. El hombre tiene una
disponibilidad limitada de recursos económicos para el
consumo, determinada por su nivel de renta y por la existencia
de unos precios que debe pagar para acceder a aquello que
desea
Uniformidad, estabilidad y almacenamiento:
los producto poco estables, que requieren de unas condiciones
de almacenamiento y conservación peculiares suelen tener poco
éxito entre la población.
Valor nutricional: existe un nuevo perfil de consumidor cada vez más
preocupado por el valor cualitativo y dietético de los
alimentos.
Propiedades sensoriales
a. Aspecto.
b. Olor.
c. Aroma y sabor.
d. Textura.
b) Características del consumidor
Preferencias regionales, por nacionalidad o raza:
está claro que en determinadas zonas existe una especial
predilección por algunos alimentos, ya sea por tradición o
porque la producción es abundante.
Edad y sexo: la
edad puede afectar a la preferencia por ciertos productos:
dulces en niños, salados y amargos en adultos, mientras que la
influencia del sexo depende del producto y de la cultura a la
que pertenezca el individuo.
Religión y educación: todos conocemos las recomendaciones y orientaciones, en
materia alimenticia, de algunas religiones. Se trata de una
opción libre y como tal la entendemos. En cuanto a la
educación se convierte en un factor primordial.
Motivación psicológica: engloba creencias propias y ajenas, actitudes y
expectativas y se
encuentra innegablemente condicionada por la publicidad.
Motivación fisiológica: incluye determinadas necesidades fisiológicas. Es indudable
que tener sed o hambre eleva, por encima de otras prioridades,
la necesidad de adquirir una bebida o una comida.
El control de las condiciones, tanto del entorno y de las
muestras a analizar como de los sujetos participantes en las
pruebas sensoriales, facilitará la obtención de resultados
objetivos. Actualmente, se encuentran recogidos los métodos y
protocolos para el desarrollo del análisis sensorial en las
correspondientes normas ISO e IRAM para Argentina. Algunos
ejemplos de las mismas son: IRAM 20001 Análisis Sensorial.
Vocabulario, IRAM 20002 Análisis sensorial. Directivas
generales para la metodología, IRAM 20003 Análisis sensorial.
Guía para la instalación de locales de ensayo, etc. (Catálogo
de Normas IRAM) Es importante destacar también que para
valorar un alimento correctamente es necesario conocer bien
las características del mismo. (Coste, E.)
Reemplazo del hombre por aparatos
El sabor y el olor de los productos alimenticios son de vital
importancia para el éxito comercial de los productos.
Idealmente el análisis del sabor, debe ser efectuado por
paneles de degustación formado por personas expertas. En la
práctica esos paneles son muy caros y problemáticos. Por ello
se han desarrollado las narices y lenguas electrónicas
basándose en una combinación muy potente de sensores sensibles
y un software sofisticado. Operando de una manera análoga a
como lo harían los humanos para percibir los sabores y olores,
tales equipos están proporcionando soluciones al problema de
mediciones fiables del sabor y olor. Sin embargo los equipos
de nariz electrónica únicamente miden los compuestos químicos
volátiles que constituyen el olor de una muestra. La
percepción humana abarca más que solamente el olor y el aroma,
incluye el gusto, color, textura, sensación en el paladar e
incluso sonido. Para complementar a la nariz electrónica se ha
desarrollado la lengua electrónica que mide los componentes no
volátiles cubriendo el aroma y el sabor. (Tze Tsung Tan,
Schmitt, V, 2001).
Se están realizando numerosos intentos
para simular la percepción humana, pero se puede decir que hoy
en día no existe ninguna técnica capaz de simular las
sensaciones que un catador experimenta, por
lo que es necesaria una
valoración sensorial de los alimentos por un equipo de
personas. Aunque se obtuviera un instrumento capaz de lograrlo
aún sería complicado realizar un muestreo y segmentación de la
población correcta.
Conclusiones
·
En frutas y hortalizas, la calidad buscada por los
productores y distribuidores generalmente es antagónica con
la percepción del consumidor.
·
El análisis sensorial es una herramienta muy valiosa ya que
valora los alimentos en función al consumidor.
·
Los consumidores de productos frescos compran en función de
la apariencia y la calidad textural y repiten su compra en
función de la satisfacción con el flavor (sabor y aroma).
·
Los esfuerzos para desarrollar aparatos (nariz y lengua
electrónica) están muy lejos de cumplir los objetivos.
·
Para realizar adecuadamente un Análisis Sensorial es
necesario realizar un correcto muestreo y tener un buen
conocimiento de la población.
·
Finalmente el análisis sensorial es un método aún hoy
irremplazable por la tecnología y muy valorado por las
empresas para posicionar sus productos en el mercado, cuando
se focaliza al consumidor.
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