Publicación cuatrimestral de la Facultad de Ciencias Agrarias UNR Distribución gratuita ISSN: 16698584  

 

  12|2007
 


Ing. Agr. Valeria Bulacio; Ing. Agr. Luis Vignaroli e Ing. Agr. Gustavo Gonsebatt

Cátedra de Zoología Agrícola.
Facultad de Ciencias Agrarias
Universidad Nacional de Rosario
luisvignaroli@hotmail.com

 

TUCURA QUEBRACHERA, PRESENTE

Hace un par de años la zona norte de la provincia de Córdoba fue escenario de la aparición de un insecto de gran tamaño, 10 a 13 cm., lo cual produjo preocupación en los habitantes de la zona por su similitud a la temida “langosta”. De hecho no se trató de dicha especie sino de una tucura llamada “quebrachera” Tropidacris collaris (stoll), por cierto, mucho menos peligrosa.

Los insectos del género Tropidacris pertenecen a los acridoideos más grandes que se conocen. El género se encuentra distribuido desde el sureste de México hasta el centro de Argentina, siendo su área de distribución típica los ambientes tropicales.

Las especies del género Tropidacris son arbóreas y algunas son plagas forestales importantes en Brasil y Venezuela. Pueden producir daños ocasionales y localizados en cultivos tropicales como el plátano, mandioca, cítricos, palma de coco, café, maíz, sorgo, caña de azúcar.

El adulto de la tucura quebrachera (Tropidacris collaris) es un insecto arborícola que alcanza entre 10 y 13 centímetros de longitud y 24 cm. de extensión alar, que le permite volar en forma similar a un pájaro (Fotos 1 y 2). Esta tucura es de mayor tamaño, a diferencia de otras especies comunes en nuestra zona como la tucura de las quintas, Cromacris miles (Drury) (Fotos 3 y 4).

Se alimenta de hojas del bosque nativo, especialmente de quebracho blanco y tiene un ciclo de vida de 240 días. Frecuentemente, es confundida con T. cristata, sin embargo, el color de las alas posteriores de T. collaris es azulado en contraste con T. cristata que son rojizas. Si bien su ciclo biológico es poco conocido, desova en el suelo, los adultos mueren entre agosto y septiembre y los huevos quedan para la siguiente temporada.

La emergencia se produce en octubre y noviembre; en zonas cálidas su reproducción es continua, con una generación al año y pueden superponerse adultos y ninfas. Las ninfas son gregarias, localizándose en pequeños grupos en árboles bajos. Las altas temperaturas, la falta de heladas y el bajo índice de precipitaciones favorecen el desarrollo ninfal.

Ante la falta de quebracho blanco, va colonizando otras zonas y especies vegetales, adoptando un comportamiento, hasta ahora desconocido, de migración lenta.

A pesar que no hay registros de daños importantes en los cultivos en Argentina, está citada sobre Arecaceae spp, Citrus sp, Gossypium hirsutum L. Musa sp. Ricinus communis L. Saccharum officinarum L. En Córdoba se registraron daños aislados en maíz, olivo y cítricos.

Desde el año 2004, es noticia su irrupción en lugares donde antes no se registraba. La aparición de esta tucura no debería sorprendernos por su amplia distribución en toda la zona Centro y Norte del país. Cabe señalar que, en octubre de 2006, el Dr Jorge Frana de  EEA INTA Rafaela hace referencia de su presencia en el norte de la provincia de Santa Fe.

Ante esta situación, la Cátedra de Zoología General inició los relevamientos de la procedencia de distintos ejemplares recolectados en las cajas entomológicas presentadas por los alumnos que cursaron la asignatura durante el año 2007. Según los datos recogidos, se obtuvieron registros para la zona de distribución típica de este insecto, en las localidades de Quimili, Bandera y Frias, en Santiago del Estero, y en la provincia de Chaco.

Por su parte, las capturas se extendieron en las localidades santafesinas de: Totoras, Puerto General San Martín, Piemonte (3 ejemplares), Las Toscas, Cañada Rosquín, Cañada de Gómez, Rafaela, Funes, María Susana, Zavalla (4 ejemplares), Tostado (2 ejemplares), Casilda y San Gerónimo.

Además, se obtuvieron registros en Victoria (Entre Ríos),  en San Luis y en Pergamino (Buenos Aires). Esta amplitud en la zona de captura indicaría que la especie está en proceso de desplazamiento y adaptación motivado por diferentes razones, como ser:

El desmonte, el aumento de las temperaturas, años lluviosos que favorecen su desplazamiento o la ausencia de enemigos naturales.

Por lo tanto, es de esperar que para la próxima temporada estival incremente su presencia en el área, lo que obligará a permanecer atentos ante la posibilidad de que afecte a los cultivos de la zona.