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Las plantas en activo desarrollo no tienen la facultad de resistir el frío invernal y requieren de adaptaciones que les permitan enfrentar estas condiciones en apariencia adversas. La caída de hojas en otoño y la detención del crecimiento vegetativo son adaptaciones adquiridas evolutivamente, al igual que el endurecimiento de la madera. Por otra parte, si los árboles de hoja caduca no logran satisfacer sus requerimientos de frío presentarán una floración retardada, errática y desincronizada, llegando incluso a la abscisión de yemas.
Las temperaturas invernales se consideran un factor clave en la producción frutícola y corresponden a uno de los factores ambientales más críticos, debido a que la mayoría de las especies frutales tienen un requisito de frío invernal para romper el letargo de sus yemas.
Se han determinado varios criterios para determinar el momento en que la yema finaliza el letargo, como por ejemplo las respuestas de las yemas de duraznero a aplicaciones de giberelina o cuando el 50% de las yemas de durazneros y cerezos han alcanzado el estado de punta verde luego de dos ó tres semanas de forzamiento a temperaturas constantes.
En la primera parte de este tema (Agromensajes Nº 23, diciembre 2007) se hizo hincapié en las consecuencias negativas que ocasiona la falta de frío en la vegetación, en el árbol, en flores y frutos y se describió el modelo de Utah, el cual no se adapta a zonas con inviernos benignos.
El modelo dinámico de Erez y Couvillon (1987) se puede utilizar para localidades con inviernos poco definidos, tal como sucede en el N. E de la provincia de Bs. As y sur de la prov. de Santa Fe. En este modelo consideran que concurren dos etapas en la ruptura de la dormición. Proponen un factor de ruptura de la dormición de naturaleza estable, que a su vez es precedido por un precursor de naturaleza inestable.
La temperatura podría afectar la acumulación del precursor inestable, inactivando su síntesis a valores de 0° C o menores, estimulando su biosíntesis a valores entre 4 a 10° C o acelerando su degradación a 14° C o más. Además proponen que al irse acumulando el precursor, es convertido en el factor estable y activo de ruptura de dormición. Esta conversión es promovida por cortos períodos de temperaturas moderadas (15° C) que no son óptimas para la biosíntesis del precursor. Este criterio explicaría por qué las temperaturas invernales superiores a los 15° C, frecuentes en localidades productoras de duraznos y ciruelos (sur de Santa Fe), no siempre perjudican la ruptura de la dormición, sino que la alternancia de períodos cortos de temperaturas relativamente elevadas podría ser útil para estabilizar al precursor que fue sintetizado durante las horas previas a bajas temperaturas. Este modelo, considera la importancia de temperaturas alternantes dentro de un ciclo de enfriamiento, dentro del cual se afirma que la óptima temperatura para liberar a las yemas en reposo, con mayor eficiencia corresponde a 6 y 8° C.
La interferencia sobre el efecto de enfriamiento provocado por altas temperaturas dependerá de la duración y largo del ciclo cuando alternan con las bajas temperaturas. Erez et al. (1990) mostraron que el modelo dinámico en climas con inviernos cálidos proporciona una mejor respuesta de las temperaturas con el momento en que las yemas finalizan el letargo, que las unidades de Richardson (HF- UF).
Otro modelo de predicción es el de Carolina del Norte, desarrollado por SHALTOUT y UNRATH, en 1983. Este propone como temperatura óptima los 7,2° C y otorga valores negativos de enfriamiento a las temperaturas superiores a 21° C. La gran discrepancia con el modelo UTAH, es la diferencia en los valores de contribución al enfriamiento que le otorgan a las temperaturas entre 7,2 y 19,5° C. Sin duda temperaturas muy determinantes en climas con inviernos cálidos que explicarían por qué el modelo UTAH pierde precisión en la determinación del momento de la finalización del letargo.
Si el frío invernal existe, pero es muy escaso (menos del 30% del necesario), es prácticamente imposible tener éxito porque la yema avanza en el letargo y los tratamientos posteriores son inefectivos.
Con inviernos mas fríos o con mayor acumulación, pero sin llegar a cumplimentar el requisito del cultivar, es más factible la producción de fruta por una buena brotación y floración. Por ejemplo, en cerezos dulces, cuando se cultivan en condiciones de frío invernal insuficiente, los árboles florecen y brotan muy pobremente, pero no ocurre la caía de yemas descripta en otras especies como duraznero y damasco.
El interés de controlar artificialmente la brotación de árboles caducos está relacionado con la intención comercial de producir estas especies en localidades cálidas, donde los requerimientos de frío no son satisfechos naturalmente, unidos al atractivo comercial que significa la producción de primicias.
La aplicación de ciertos químicos para romper el letargo, puede mejorar la ruptura de yemas florales y vegetativas y adelantar la floración y maduración de la fruta.
Manejo del letargo con déficit de frío
Con el fin de adaptar el cultivo a nuevas zonas donde la acumulación de frío no es suficiente, se han desarrollado diversas prácticas culturales para favorecer la acumulación de frío, y consecuentemente, lograr una buena brotación y floración primaveral:
A) Defoliación anticipada
La defoliación anticipada es una práctica cultural que consiste en provocar la caída del follaje, adelantando el proceso natural de absición de las hojas. El ABA (ácido absícico) ejerce una acción inicial que promueve la absición. Las giberelinas y citoquininas actúan como retardantes de la senescencia y absición. Al etileno, se le asigna un efecto promotor en la absición de hojas.
Se realizaron ensayos de defoliación química en durazneros y ciruelos, utilizando productos minerales junto con Etephon, obteniéndose los mejores resultados con el Etephon a una concentración de 1000 ppm y con sulfato de cobre al 2%.
Erez (1985) realizó un ensayo sobre diversos frutales de hoja caduca, obteniendo excelentes resultados utilizando Cianamida Hidrogenada (1,5 y 3%) así como el Clorato de Magnesio (0,36 y 0,72%). Las plantas del ensayo tenían un año de edad, las cuales bajo un clima subtropical presentaban un flush vegetativo muy fuerte a fines de temporada, favoreciendo la aparición de enfermedades fungosas. En estos ensayos no se reportaron daños por fitotoxicidad.
Gómez de Segura (1990) utilizó Paraquat, Urea, Etephon y Cianamida Hidrogenada para defoliar plantas de kiwi, concluyendo que el Paraquat al 0,8% y el Etephon a 1000 ppm eran los más eficaces, obteniendo los mejores resultados. No obstante, estos dos productos ocasionaron severos daños a la madera y yemas de las plantas, por esto se consideró que los tratamientos con Urea a 12 y 16% eran más interesantes debido a su inocuidad sobre la planta.
B) Compuestos que ayudan a suplir la falta de frío
Cómo una alternativa a la defoliación, existen productos que modifican la salida normal del receso de los árboles. Entre éstos se encuentran el Dinitro Ortocresol, Aceite, Nitrato de Potasio, Tiourea, compuestos a base de calcio, amonio y nitrato, y Cianamida Hidrogenada.
Cianamida Hidrogenada
La Cianamida Hidrogenada (producto comercial Dormex), posee la capacidad de suplir la falta de frío para diversas especies frutales, modificando el período de receso invernal y estimulando precozmente la brotación.
Este producto presenta una composición química simple, siendo sus componentes N, C y H. Después de la aplicación el ingrediente activo es rápidamente metabolizado e incorporado en los aminoácidos de la planta y tiene un efecto dependiente de la cantidad de frío invernal acumulada por las yemas dormidas al momento de recibir la aplicación del producto, no existiendo un compuesto que pueda compensar la total ausencia de frío acumulado en las yemas de receso, aun en cultivares con bajo requerimiento de horas frío. Es el producto más efectivo de uso práctico para terminar con el letargo de la mayoría de las especies frutales de hoja caduca.
Para un máximo efecto en adelantar la brotación se debe aplicar una vez que se haya acumulado un enfriamiento entre el 50 y 70% del normalmente requerido aunque en vid también ha promovido brotación al ser aplicada muy temprano.
Es una práctica común la aplicación directa a las yemas en concentraciones de 1 a 2% en lugares de poco frío para posibilitar la fruticultura, para producir primicias (cerezas, uva), y en lugares de cierto déficit de frío para uniformar la brotación (kiwi, manzano), y para hacer coincidir la floración de polinizantes (cerezo, peral). Adelantando por ejemplo en 10 días la floración de cv Sam para hacerla coincidir con el cv Rainier. Mezclada con aceite mineral puede reducirse la concentración, al 1% en manzano y al 0,5% en ciruelo.
El grado de severidad de la fitotoxicidad está relacionado también a factores ambientales como la temperatura pero generalmente hay mayores daños entre más cerca se hace la aplicación a la fecha natural de floración. Además, aplicaciones tempranas de Cianamida Hidrogenada son generalmente más efectivas que aquellas cercanas a la fecha natural de floración.
Bibliografía
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