Publicación cuatrimestral de la Facultad de Ciencias Agrarias UNR Distribución gratuita ISSN: 16698584  
Parque Villarino FCA-UNR

 

  04|2010
 


Ing. Agr. Bruno Barrovechio

Graduado
Mat. 82 - 2 -1137
brunobarrovechio@yahoo.com.ar

  La importancia de la redacción para nuestra profesión

En su intento por diferenciar la ciencia de otros tipos de saberes, el gran filósofo Immanuel Kant distingue pensamiento de conocimiento científico, explicitando este último como la suma del pensamiento y la experiencia. Partiendo de esta premisa, la realidad demuestra un hecho que caracteriza a gran cantidad de jóvenes graduados en nuestra profesión de agrónomos.

Para lograr “éxito” en el mercado laboral, tomando al “éxito” como un concepto subjetivo, se debe tener cierto conocimiento en lo referente al auto-desarrollo de la carrera profesional: Cómo realizar un currículum, cómo preparar una entrevista de trabajo, cómo lograr cierta oratoria, conocer nuestras fortalezas y debilidades, cómo escribir informes, mails, comunicados [redacción]. Sobre esta última trataré de explayarme para resaltar su importancia y una observación.

Las fallas en la redacción en nosotros como jóvenes profesionales de la Ingeniería, manifestada como pobreza en la comunicación de un informe o un trabajo y como falla en el estilo, está muy extendida. Las consecuencias son múltiples: la primera trae consigo una limitación del mundo simbólico, es decir, reduce los efectos de significación y las posibilidades para el lector de hacer múltiples lecturas. Vale la pena recordar la idea del filósofo L. Wittgenstein de limitación del lenguaje como limitación del mundo. La segunda, un desinterés por el artículo en cuestión y una no asimilación de la información que se quiere transmitir.

En una empresa o institución, la redacción como proceso de comunicación es tomada siempre como una fortaleza, como un rasgo positivo, al mismo nivel de valoración que un promedio académico, experiencia laboral, etc., ya que es sinónimo de forma de vincularse con empleadores o clientes. Es un acto psicológico, social, creativo.

La habilidad para redactar no se aprende por “ósmosis”, ni es correcto suponerla como una destreza que viene de familia, ni tampoco nadie escribe lo suficiente como para aprender a redactar por tanteo y error, si bien la agiliza. Si vamos hacia el terreno de las idealizaciones, la redacción como herramienta del “éxito” laboral debería enseñarse a través de una enseñanza formal. Reglas ortográficas, uso de sinónimos y antónimos, estilo, creatividad (para atraer al lector) deberían enseñarse para nuestra práctica profesional.

La redacción no es solo un mecanismo de transmisión de información técnica, científica o comercial; trae siempre consigo un pensamiento, ayuda también a desarrollarlo, y que, como decía el filósofo, es parte del conocimiento científico.