|
Época
La época adecuada para trasplantar una palmera es en primavera y verano. Son necesarias las temperaturas cálidas para favorecer la emisión abundante de raíces, desde septiembre a febrero siendo en la llanura pampeana noviembre el mes ideal.
En otoño-invierno también se puede hacer, pero el riesgo de que se descompensen es mayor ya que emiten menos raíces, debemos regarlas con agua tibia 30 a 35ºC y cubrir el suelo del frío con polietileno transparente o negro debajo del cual pondremos a difundir muy lentamente oxígeno (un tubo chico)
a) Especies delicadas
Será necesario hacerlo en tres pasos. El primero consiste en hacer, como mínimo 12 meses antes de extraerla del suelo, una zanja estrecha con la azada de 60 cm. de profundidad en secciones alternas (8 porciones de pizza) a cierta distancia del tronco y a los 6 meses cortar el resto, todo su alrededor (Fig. Nº 1). Estas zanjas hay que rellenarlas con un buen suelo o con un sustrato de textura arenosa. En esa zanja rellena se desarrollarán raíces nuevas. A medida que se realizan las zanjas de descalce, deben realizarse dos tareas accesorias, colocarle vientos para evitar que se caiga en caso de temporal y cortar las hojas basales para disminuir la transpiración.

Especies a aplicar este método son:
- Howea forsteriana (Moore et Muell.)Becc.
- Bismarckia nobilis Hildebrandt & H.A. Wendland
- Phoenix canariensis
- Copernicia alba Morong.
- Sabal palmetto (Walt.) Lod
b) Especies más "fáciles" en las que no es necesario los pasos previos:
- Phoenix dactylifera L.
- Chamaerops humilis L
- Washingtonia filifera (Linden) H. Wendl. y W. robusta H. Wendl.
- Syagrus romanzoffiana (Cham.) Glassman
- Trachycarpus fortunei (Hook.) H. Wendl
Extracción:
1. Riego y marcado el día anterior a la extracción para que la tierra esté húmeda, marcar la cara sur para conservar la posición al plantarla en el nuevo lugar.
2. Practicar una zanja a cierta distancia, bien con una pala mecánica (las hay pequeñas que se alquilan por horas) o, incluso con azada. Para el primer caso de antes, de especies delicadas, se hace esta zanja por fuera de la que se hizo meses atrás.
3. El cepellón debe quedar con forma tronco-cónica. Con el máximo de tierra en superficie (Fig. Nº 1).
4. Se envuelve entonces con una tela metálica, un geotextil, una tela de yute o, lo mejor para evitar que se rompa, se enyesa. De todas maneras, en cepellones grandes, no suele ser necesario el enyesado puesto que tienen suficiente consistencia como para que no se desmoronen y con envolverlo en tela y malla de alambre alcanza.
5. El tamaño adecuado de cepellón dependerá de la especie. Si es más delicada cuanto más grande, mejor. Por ejemplo, los casos de la Kentia o la Palmera canaria. Otras, como Washingtonias, Syagrus o Palmera datilera, se pueden hacer cepellones muy pequeños, pero siempre mientras mas grande mejor.
6. La carga y descarga y el traslado se deberá hacer con cuidado para no dañar la corteza, la cual, a diferencia de los árboles, no se regenerará y las marcas quedarán para siempre, para ello hay que sujetarla como se muestra en la Fig. Nº 2.
Mucho cuidado con dañar o golpear el “cogollo” o brote terminal de la palmera, ya que si se rompe, moriría la planta, puesto que es su único punto de crecimiento.

Antes de plantar
7. Recorta las puntas de las hojas con objeto de reducir la resistencia al viento y la transpiración. Nunca el cogollo, por supuesto.
8. Repasar las raíces dándole cortes limpios y sin desgarros (menor superficie a cicatrizar), y si se puede, desinfectar con un fungicida como medida de prevención. Sanearemos las raíces muertas o desgarradas y sacaremos los trozos colgantes.
9. Suprimir todas las inflorescencias y frutos que tenga, puesto que son elementos que consumen agua.
10. Envuelve las palmas con un hilo de cálamo que se desgarrará con el tiempo o se mantendrá hasta que prenda.
Plantación
11. Excavar un hoyo amplio.
12. Mezclar la tierra extraída con un abono orgánico (estiércol, mantillo, turba, etc.). Con esto mejoramos el suelo, lo esponjamos y enriquecemos (ambiente más favorable para la emisión de raíces). Si el suelo es muy arcilloso, mezclar una buena cantidad de arena para compensar y realizar perforaciones radiales con tunelera como se muestra en la Fig. Nº 3.

13. Introducir el ejemplar procurando colocarlo con la misma orientación que tenía en su posición original (ver la marcar de la cara sur).
14. Asentar con el pie para que no queden bolsas de aire muy grandes.
15. Para asegurar que el agua llegue a la base del cepellón cuando se riega, un buen truco es el colocar uno o dos tubos que lleguen al fondo del hoyo, por el que se verterá el agua. Se le llama “macarrón”.
16. La base del tronco debe quedar un poco más enterrado. Sólo en lugares muy húmedos o bajos, donde el drenaje sea malo o sean normales periodos de encharcamiento, la plantación se hará algo más alta sobre el nivel del suelo en albardones construidos al efecto.
17. Asegurar la palmera con 3 ó 4 puntales o palos fuertes o mediante 3 tensores cuerdas, también llamados vientos.
18. Forma un alcorque o cazuela con tierra y dar un riego abundante con agua tibia (30º C).
19. Darle una “ducha” a las hojas con la manguera de vez en cuando viene muy bien para proporcionarle una cierta humedad los días de mucha demanda hídrica.
20. Mantener un mínimo de 2 meses con sus hojas (palmas) envueltas y atadas con hilo de cáñamo hasta que esté bien enraizada en su nuevo emplazamiento. Si se ven en el centro de las palmas asomar las puntas de hojas nuevas, será señal de que ha reaccionado bien.
21. Al observar los primeros síntomas de arraigo (asoman puntas de hojas nuevas), abonar con fertilizantes tipo N-P (fosfato diamónico o monoamónico). En dosis bajas proporcionales a las lluvias o el riego.
En algunas especies, el estrés post-trasplante es muy fuerte y puede asustar el ver las hojas caídas y moribundas, pero se recuperan. Esto se ve en especies como:
- Washingtonia filifera
- Washingtonia robusta
- Trachycarpus fortunei
- Phoenix canariensis
Dificultad
Hay especies que son más difíciles de trasplantar que otras. Por ejemplo, la Kentia (Howea forsteriana) o la Palmera azul (Bismarckia nobilis) son de las más delicadas y el riesgo de que no superen el trauma y mueran es muy alto. Otras son bastante duras, como las Washingtonias (Washingtonia spp.) o la Palmera datilera (Phoenix dactylifera), que incluso admiten ambas el ser trasplantadas con las raíces peladas, sin cepellón (es lo que se conoce como “a raíz desnuda”). La Palmera canaria (Phoenix canariensis) constituye un caso intermedio de dificultad.
Trasplante muy complicado
- Bismarckia nobilis
- Copernicia alba
- Howea forsteriana
Trasplante complicado
- Butia capitata (Mart.) Becc.
- Chrysalidocarpus lutescens (Bory) Wendl.
- Erythea armata S. Watson
- Livistona australis (R. Br.) Mart.
- Neodypsis decaryi Jumelle.
- Phoenix canariensis
- Roystonea regia (H.B.K.) Cook
- Sabal palmeto
Trasplante fácil
- Archontophoenix alexandrae (Muell.) Wendl. et Drude.
- Chamaedorea elegans Mart.
- Chamaerops humilis
- Phoenix dactylifera
- Phoenix roebelenii O'Brien
- Syagrus romanzoffiana (Arecastrum)
- Trachycarpus fortunei
- Washingtonia filifera
- Washingtonia robusta
|