Actualmente,
por razones vinculadas al cuidado de la salud, la industria
alimentaria mundial manifiesta una marcada tendencia a recurrir
a dietas con grasas vegetales que tienen altos niveles de
ácidos grasos insaturados. En este sentido, el aceite
de girasol es considerado de excelente calidad comestible
por su elevado tenor de ácidos grasos insaturados
(oleico y linoleico). La importancia de la composición
de ácidos grasos de los aceites se basa en que la
misma determina propiedades que caracterizan su calidad
nutritiva, culinaria y/o industrial.
En
los cultivares tradicionales, los frutos contienen entre
40 y 55% de aceite, un 10% de ácidos grasos saturados
y un 90% de insaturados aproximadamente. Dentro de éstos
últimos, los más frecuentes son el ácido
oleico (15 - 30%) y el ácido linoleico (55 -75%).
Dicha composición los hace apto para el consumo humano
ya que el linoleico, sintetizado en planta a partir del
oleico, es considerado un ácido graso esencial porque
el organismo no lo puede sintetizar y además interviene
en importantes procesos metabólicos. Estos aceites
poliinsaturados, con elevado tenor de ácido linoleico
(64-72%) tienen mucha aplicación en procesos industriales
como la hidrogenación para la obtención de
margarinas.
No
obstante, hay que tener en cuenta que cuanto más
insaturado es un aceite (mayor número de dobles enlaces)
mayor es la capacidad del ácido graso para experimentar
el proceso llamado autooxidación, que ocurre cuando
éste se pone en contacto con el aire, alterándose
así, la calidad del aceite. Desde este punto de vista,
se prefieren los aceites que contienen mayor proporción
de ácido oleico, para obtener una mejor conservación
en el tiempo. Además la mayor concentración
de oleico en las dietas previenen las enfermedades cardiovasculares
ya que aumenta el nivel de lipoproteínas de alta
densidad. Éstas intervienen en el transporte del
exceso de colesterol hacia el hígado para ser degradado
y eliminado en la bilis hacia el intestino.
En
el año 1976 a partir de una mutación en una
variedad rusa se obtuvieron plantas con más del 50%
del ácido oleico, que con sucesivas selecciones alcanzaron
el 80/90% de ácido oleico. Esta mutación fue
empleada por muchos mejoradores para la creación
de los híbridos alto oleico.
Los
aceites con alto contenido de ácido oleico son menos
susceptibles a cambios oxidativos durante la refinación,
el almacenaje y las frituras, confiriéndole mayor
estabilidad. Por lo tanto el aceite se puede calentar a
mayor temperatura sin que se produzca humo, permitiendo
una rápida cocción de los alimentos y que
absorban menos aceite. Además los alimentos cocidos
con dicho aceite mantienen sus cualidades organolépticas
por mayor tiempo. Estas virtudes lo hacen muy interesante
para la industria de los alimentos envasados.
La
composición de ácidos grasos en los cultivares
tradicionales, no es estable. Está controlado por
factores genéticos y ambientales. Dentro de estos
últimos, la temperatura ejerce una importante influencia
en la relación oleico/linoleico. Los “Alto
Oleico” por el contrario son más estables en
su composición acídica frente a cambios de
temperatura.
El
carácter alto oleico se encuentra determinado genéticamente
y depende de uno a tres genes dominantes, habiéndose
detectado la presencia de modificadores (Urie, 1983; Fernández
Martínez et al., 1989). Está demostrado que
algunos de estos modificadores confieren estabilidad a la
composición acídica frente a cambios del ambiente,
entre los cuales la temperatura del aire juega un rol preponderante
en el metabolismo del fruto (Dombos & Muller, 1992).
Además, en los girasoles convencionales este factor
climático incide en la actividad y en la síntesis
de la enzima oleil-CoA-desaturasa que convierte el ácido
oleico en linoleico y cuando prevalecen bajas temperaturas
medias durante los estadios tempranos del desarrollo del
fruto se favorece dicha conversión (Kabbaj et al.,
1996). Garcés et al. (1992) y Kabbaj et al. (1996),
observaron que en los materiales “alto oleico”
esta enzima está presente pero en menor cantidad
y actividad que en los tradicionales. Es debido a ello que
estos materiales poseen más del 70% de ácido
oleico en sus granos.
Este
tipo de aceite es preferido por algunos sectores de la industria
alimenticia debido a que su baja insaturación causa
menor auto oxidación y por ende mayor estabilidad.
Los
híbridos comerciales de girasol “alto oleico”
están disponibles en el mercado argentino desde hace
aproximadamente seis años. En estos materiales se
ha reemplazado en diferentes proporciones al ácido
linoleico. Se han obtenido así, los genotipos “Alto
Oleico” (más del 70% de ácido oleico)
y “Medio Oleico” (65% de ácido oleico).
A
través del mejoramiento genético no sólo
ha sido posible generar estos genotipos modificados, sino
que en la actualidad, el mercado argentino dispone de materiales
con 80-85% de oleico que presentan además buen comportamiento
sanitario y a vuelco; rendimiento y producción de
aceite similares o superiores en algunos casos a los tradicionales
(Rosbaco et al., datos no publicados).
Actualmente
tienen una gran demanda ya que son requeridos a nivel mundial
por su calidad no solo nutritiva sino que presentan mejor
aptitud culinaria y pueden ser utilizados para diferentes
usos industriales como la fabricación de lubricantes
o detergentes. En el caso que sean usados en la industria,
como ya se mencionara, tienen la particularidad de tolerar
altas temperaturas (300ºC) durante períodos
prolongados a diferencia de los tradicionales que se oxidan
rápidamente cuando son expuestos a estas condiciones.
Es por ello que los aceites que no tienen alto tenor de
oleico deben ser hidrogenados.
El
proceso de hidrogenación es una necesidad de uso
industrial pero no es un proceso neutro. Estos aceites hidrogenados
forman una configuración trans que actúa incrementando
el denominado “colesterol malo”, muy asociado
a la obstrucción de arterias y enfermedades coronarias.
En cambio los genotipos modificados (alto y medio oleico)
no necesitan ser hidrogenados.
Por
todas estas cualidades, es que se prevé una mayor
demanda mundial de girasoles alto y medio oleico en un futuro.
Actualmente la mayoría de los semilleros del país
tienen desarrollados este tipo de híbridos para satisfacer
los requerimientos para cuando la demanda lo indique.
Hoy
en Argentina sólo se cultivan unas 100 mil hectáreas
de girasol alto oleico ya que el 95% está sembrado
con el girasol convencional (alto linoleico) y aún
no se ha destinado superficie para el medio oleico.
En
otros países como Canadá, EEUU e incluso Europa
deberán por ley rotular todos los productos que contengan
aceites hidrogenados. En Dinamarca, por ejemplo, ya están
prohibidos. Esto nos describe el futuro escenario que implicará
un cambio en la demanda. Según algunos especialistas
en el tema, esto va a significar una tendencia marcada hacia
la producción de este tipo de girasoles nuevos en
EEUU y Europa, que de hecho ya comenzaron a producir. En
países fríos como Canadá, que por sus
bajas temperaturas no pueden cultivar girasol, tienen como
alternativa la producción de canola.
Argentina
está en condiciones de seguir esta tendencia. Las
grandes cadenas de las “comidas rápidas”
y los fabricantes de productos que son consumidores de cantidades
importantes de aceite están adecuando toda su tecnología
para ir hacia el cambio del aceite. Comentarios realizados
en el último Congreso Internacional de Girasol justifican
esta nueva oportunidad para nuestro país, por el
solo hecho de que EEUU demanda el equivalente a dos cosechas
de girasol argentino para confeccionar todo tipo de frituras.
En
Argentina la tecnología nacional está muy
avanzada en la producción de estos cultivos especiales.
Se realizan con contratos cerrados y primas en el valor
del producto. Hay que tener en cuenta que del total de aceites
a nivel mundial, el girasol participa casi en un 9% y que
este tipo de cambios pueden modificar las perspectivas del
girasol.
Si
bien no se trata de un proceso de sustitución ya
que sigue habiendo un mercado para el linoleico, muy valorado
por Europa por su particular sabor, están dadas todas
las condiciones para difundir aquellos aceites que no necesitan
ser hidrogenados y que por las razones expuestas tienen
una excelente oportunidad de crecimiento en los mercados.
Pero según Feoli, “Argentina tiene la cultura
de ofrecer un solo producto”, no participa de la “diferenciación”,
y a pesar de las ventajas que esto representa, no aprovecha
los nuevos nichos que ofrece el mercado para los productos
diversificados.
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