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  ESTRUCTURA DE LA EMPRESA PORCÍCOLA Y SU IMPACTO
  SOCIOECONÓMICO

Abril 2003      
 


Daniel Campagna
- Cátedra de Producción Animal

Trabajo extraído de “Pequeños y medianos productores porcinos: dificultades y oportunidades frente a los nuevos desafíos del contexto económico y social” Campagna, D.; Zapata, J. A.; Noste, J. J.; Martinez Eyherabide, C.; Cogo, A.; Minaya Rojas, F. R.

Introducción
La región sur de la provincia de Santa Fe, más precisamente el Departamento Caseros, es donde se localiza el asentamiento por excelencia de pequeños y medianos productores porcícolas. Este Departamento es el segundo en importancia en cuanto al número de explotaciones dedicadas a la producción porcina de la provincia de Santa Fe (2º productora a nivel nacional) y el tipo de explotación más representativo en la región es el predominante en Argentina (sistema al aire libre) (Basso, 1998). En él se encuentran distribuidas geográficamente 13 localidades, siendo la ciudad de Casilda, con más de 30.000 habitantes, su cabecera. En esta ciudad se encuentra la Facultad de Ciencias Veterinarias dependiente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que, junto con el Instituto de Porcinotecnia en la localidad de Chañar Ladeado y otras instituciones como por ejemplo laboratorios específicos, hacen del cerdo y todo lo concerniente a la actividad que él nuclea uno de los ejes principales de desarrollo del departamento. Dada estas características, sumada a su tradición en la actividad, hacen de esta una zona representativa a nivel nacional.

Una de las características del sector porcino a la hora de realizar cualquier tipo de análisis es la falta de suficientes datos precisos que permitan describir la situación actual de la actividad. A pesar de ello, sobre lo que no existen dudas es el tipo de sistema más representativo en nuestro país, sin temor a equivocarnos se puede afirmar que muy mayoritariamente las explotaciones porcícolas se conducen en base a distintos modelos de sistemas al aire libre. Esto se explica por el hecho que, dada la inestabilidad que sufrió y en alguna medida todavía hoy sufre el sector, para permanecer en la actividad los sistemas deberían ser flexibles. Esta flexibilidad se consiguió, fundamentalmente, a través de modelos con baja inversión de capital. Los sistemas a campo cumplen con este objetivo. A su vez a estos sistemas en Argentina se les atribuyen ciertas particularidades:

Son sistemas mixtos, fundamentalmente, agrícolo-porcinos. Durante mucho tiempo el cerdo fue la actividad secundaria de la agricultura. Este concepto todavía se mantiene en un número importante de productores.
Se los puede clasificar como pequeñas y medianas explotaciones (20 a 100 madres), con mano de obra de tipo familiar.
En su gran mayoría son sistemas de ciclo completo (nacimiento a faena –110 kg-). En muchos casos todas las etapas están a campo y en otros se confinan algunas de ellas (en general hay una tendencia a confinar el engorde).
No existe un único modelo de producción. Esto se manifiesta, fundamentalmente, en las grandes diferencias entre criaderos en cuanto al diseño de instalaciones, en el manejo de la alimentación y en el manejo de la genética.
En general estos sistemas generan poca información ya que otra de sus características es el escaso o nulo desarrollo de gestión.

Si bien estas apreciaciones seguramente no están lejos de la realidad, no dejan de ser características muy generales y son el producto de la práctica profesional, es decir no están apoyadas por trabajos científicos. Por lo tanto, teniendo en cuenta la magnitud de representación de los sistemas a campo, una caracterización que los pondere con precisión resultará imprescindible para encarar cualquier programa, plan o implementación de políticas tendientes al desarrollo de este importante sector.

Por otro lado, varios trabajo asignan a este tipo de empresas un impacto social sumamente trascendente. Ikerd (1994) afirma que las pequeñas empresas ocupan 3 veces más personal que las grandes unidades de producción y si se tiene en cuenta el efecto multiplicador de las pequeñas unidades de producción sobre el sector de servicios, las diferencias en la capacidad de empleo con las grandes unidades de producción se acentúan. Por otro lado, según Chism (1993) las pequeñas empresas porcícolas no solo emplean más personal que las grandes empresas, sino que gastan más (alrededor de 1.7 veces más) en la comunidad donde se asientan. Por su parte, Lobao (1990), concluye que una estructura agropecuaria familiar tiende a favorecer, en la comunidad rural: el afincamiento de la población, la oferta de servicios, la participación en procesos democráticos, el empleo y el desarrollo de comercios minoristas. Como resultado final de esta serie de trabajos los autores afirman que hay claras evidencias que las empresas de modesto tamaño, con mano de obra familiar, pueden competir con las grandes unidades de producción. Por lo tanto y teniendo en cuenta que estas unidades familiares de producción de cerdos contribuyen más a la economía y al bien social de la comunidad rural, recomiendan implementar estrategia económica en forma prioritaria (Honeyman, 1996).

Por lo mencionado resulta imprescindible realizar una profunda caracterización productivo-tecnológico y social para poder visualizar el margen de expansión y crecimiento futuro de estas pequeñas y medianas empresas agropecuarias. Este trabajo explora las características de este sector.

Materiales y métodos
Para la mencionada caracterización se exploró el tipo de sistema porcino en Argentina en cuanto a algunas características relevantes

De su dimensión productiva:
Tipo de sistema: a campo, confinado o mixto.
Tipo de producto entregado a mercado.
Cantidad de cerdas madres o cantidad de cabezas.
Características de la alimentación: cantidad de dietas.

De su dimensión tecnológica:
Disponibilidad de instalaciones.
Manejo de la sanidad.
Manejo de la genética.
Tipo de asesoramiento recibido.
Gestión: manejo de planillas de registros.

De su dimensión comercial:
Canales de comercialización: frigoríficos, acopiadores, particulares

De su dimensión social:
Superficie predial.
Sistema de tenencia de la tierra.
Edad del productor.
Nivel educacional.
Lugar de residencia.
Tipo de mano de obra: familiar o asalariado.
Cantidad de mano de obra empleada.
Antigüedad en la actividad.
Origen de los insumos: zonal o no.

La metodología empleada en este trabajo exploratorio se basó en revisiones de material documental de los archivos zonales de SENASA, de informes del Ministerio de Agricultura de la Provincia de Santa Fe y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación; en entrevistas a informantes calificados de los distintos distritos del Departamento y del relevamiento de mapas rurales.

A su ves los establecimientos se clasificaron en 4 estratos en base a la cantidad de cerdas reproductivas.

Estratos
I
II
III
IV
Cant. de cerdas madres
10 a 20
21 a 50
51 a 100
más de 100

Posteriormente a la caracterización general del Departamento, en cada uno de los distritos se eligieron establecimientos al azar y en forma representativa para cada estrato a los que se los sometió a una serie de preguntas en base a una cédula de entrevista con el objeto de describir las dimensiones elegidas para la caracterización.

La ecuación empleada para determinar el tamaño muestral fue la desarrollada por Pandurang V. Sukhatme.

“Z” es igual al nivel de confianza requerido para generalizar los resultados hacia toda la población.
“p y q” se refieren a la variabilidad del fenómeno estudiado.
“E” indica la precisión con que se generalizan los resultados.

Reemplazando

Resultados y discusión
Los resultados brindan la siguiente información: en el Departamento Caseros se encuentran 328 establecimientos porcícolas (Se consideraron establecimientos porcícolas a aquellos que poseían más de 10 cerdas madres.) de los cuales sólo 5 son totalmente confinados

La cantidad de cerdas madres totales del Departamento son 16221 distribuidas en criaderos con rango de variación de 10 a 300 madres y un promedios general de 45 hembras reproductoras. El 38% de estos establecimientos poseen entre 21 y 50 cerdas madres y el 31% entre 10 y 20.

La superficie promedio de estos predios es de 78 has, estando el rango de variación comprendido entre las 45 y las 127 has promedios por distrito.

A partir de las encuestas realizadas sobre un total de 99 empresas (Datos preliminares sobre un total de 110 establecimientos a encuestar.) (5193 madres) los resultados obtenidos de a cuerdo a la dimensión social, que es la que se detallará en este trabajo, son presentados en los siguientes cuadros y gráficos:

El comienzo del éxodo de productores coincide con el gran desarrollo del cultivo de soja en la región (década del ‘70). Este fenómeno (agriculturización) desplazó a la producción animal hacia zonas más marginales. Quizás sea la producción porcina la única sobreviviente con determinada magnitud.

Teniendo en cuenta que estos sistemas son mayoritariamente a campo si se compara la cantidad promedio de cerdas madres (45) con la superficie promedio destinada a porcinos (8.8 has) (Gráfico 8) se puede apreciar una baja carga animal. Si bien deberán profundizarse los estudios, se puede inferir que existe un uso racional del recurso suelo.

Coincidente con la información previa, los sistemas porcícolas son en su gran mayoría de ciclo completo. Sobre el total relevado, prácticamente el 75% de las empresas son de ciclo completo (Gráfico 9).

Un hecho particularmente importante es que siendo todas las empresa relevadas agrícola-porcinas, un 22% consideran a las 2 producciones por igual de importante, pero además un 31.6% reconoce solamente a la producción porcina como la más importante (Gráfico 10)

Cuadro 2: Personas afectadas a la actividad porcina.

TIPO DE MANO DE OBRA
FAMILIAR
ASALARIADO
TOTAL
Trabaja en el subsistema porcino
Cantidad de Operarios
394
180
49
Promedio por establecimiento
4
1.8
0.5

El total de personas dedicadas a la producción porcina la podríamos estimar a partir del promedio de operarios (2.4) (Cuadro 2 y Gráfico 12) y del total empresa porcícolas del Departamento (328). Esto da una cifra cercana a las 800 personas dedicadas a esta producción. Por otro lado, si se relaciona este valor con la cantidad total de cerdas madres del Departamento (aproximadamente 16000 madres) nos encontramos con que cada operario estaría manejando 20 cerdas madres. Sin duda hay una marcada diferencia con la capacidad de empleo de estas empresa respecto a sistemas confinados donde los valores de referencia se pueden observar en el (cuadro 3).

Cuadro 3: Demanda estimada de personal según tipo de granja (R. Segundo, 2000)

Cantidad de madres
Sitios
Sistema de alimentación
Performance
Madres / operario
200
1 sitio
Semiautomático
Media
60
600
1 a 2 sitios
Semiautomático
Media
80
1 sitio
Automático
Alta
200
2500
1 a 3sitios
Automático
Alta
150
Muy Alta
100

En general el personal destinado al subsistema porcícola también participa con su tiempo de los otros subsistemas, por lo que deberá considerarse como importante las horas que le destina al manejo de los animales dentro de la jornada completa (Gráfico 13).

Cuadro 4: ¿Vive todo el grupo familiar del ingreso del campo?

Frecuencia
Porcentaje

Si

82
82.8

No

17
17.2

Total

99
100

Si bien en algunas empresas puede existir otro ingreso económico por labores extraprediales, las familias, que en promedio la integran 4 miembros (Cuadro 2), manifiestan vivir del ingreso del campo.

Considerando el impacto que estas empresas pueden tener sobre la comunidad donde se asientan, se consultó sobre el tipo de demanda que realizan en su localidad para satisfacer al subsistema porcícola (Gráfico 14).

Cabe destacar que al 68.4% que manifiesta requerir “todos” los insumos del pueblo se debe agregar el 13.4% que no demanda alimento del propio distrito simplemente por que no hay abastecedor del mismo. En general estos insumos son adquiridos en otro distrito, pero del mismo Departamento.

Conclusiones
El mercado libre ha generado una constante profundización de la polarización económica entre sectores mayoritarios compuestos por pequeños productores y otro minoritario de agricultores de tipo industrial latifundista.

En el ámbito de la producción agropecuaria puede verse como la meta del crecimiento económico ha impulsado una sustitución de los pequeños productores tradicionales por productores “modernos”. Paradójicamente, en general las prácticas que realizan los primeros, tienen balance energético positivo, mientras que, los productores modernos son solamente reductores de energía fósil (Redclift, 1989). De ahí la importancia de mantener en producción a los primeros por su aporte al equilibrio del ecosistema.

Los productores que se atrasan en la carrera competitiva por reducir costos son expulsados de la actividad (Gomez-Olive, 1997), convirtiéndose en pobres marginados. De este modo, se originan los procesos de migración de los expulsados, quienes se repliegan concentrándose sobre los terrenos no aptos para la agricultura mecanizada o se trasladan a las ciudades en busca de oportunidades que no tuvieron en su trabajo rural y allí constituyen los cinturones de pobreza urbana (Seabrooks, 1993). Este es el gran riesgo social que implica desatender a este importante sector de la producción.

Los cambios en la estructura de la cadena productiva del porcino necesitan de un serie de consideraciones desde el punto de vista de la dimensión social, principalmente, como así también desde el punto de vista económico y medioambiental. El impacto de estos cambios afecta al productor porcícola, a la comunidad rural y afectará sin dudas a los consumidores y al ecosistema. En este sentido los jóvenes productores son vitales para el futuro de la producción porcina y deberán tener acceso a tecnología, genética, mercado e información.

La pecuaria porcina es una de las producciones más relevantes de la región, la caracterización de su organización productiva permitirá reunir conocimientos válidos no solo para determinar la problemática que lo afecta, sino que favorecerá y facilitará su crecimiento social y económico.

Bibliografía citada
Andrada, M.; Noste, J.; Despósito, R.; Gualtieri, C.; Arestegui, M.; Nigro, C.; Zapata. J.A.; Pagano, F.; Fernández, S.; Giudici, C.; Vidoret, L.; Goizueta, J. "Relevamiento Sanitario-Productivo en la población porcina del área de influencia de Arteaga: I- Estudio de prevalencia de Brucelosis porcina. II- Estudio de prevalencia de Tuberculosis porcina III- Prevalencia de distintos géneros de parásitos gastrointenales. IV- Indicadores productivos en sistemas de recría y ciclo completo". Memoria del II Congreso Nacional de Producción Porcina y VII Jornadas de Producción Porcina. Rosario, 24, 25, 26 de setiembre de 1992.
Basso, L.. Memorias. Primer encuentro de técnicos del cono sur especialistas en sistemas intensivos de producción porcina a campo. Marcos Juárez. julio 1998.
Chims, J.W. 1993. Local spending patterns for farm business southwest Minnesota. M.S. Thesis. Univ. Of Minnesota, Dept. of Applied Economics, St. Paul, MN.
Gomez-Olive, L. 1997Efecto de la apertura externa y la liberalización sobre el sector agropecuario en America Latina. En CEPAL: La apertura económica y el desarrollo agrícola en AL y el Caribe, Chilo, UN.
Honeyman, M.S. 1996. Susteinability Issues of U:S: Swine Production. J. Anim. Sci. 74:1410-1417
kerd, J.E. 1994. The economic impacts of increased contract swine production in Missouri: Another viewpoint. Staff paper. Sustainable Agric. Systems Program. Univ. Of Missouri, Columbia.
Lobao, L.M. 1990. Locality and inequality: Farm and industry structure and socio-economic conditions. State Univ. Of New York Press, Albany.
Redclift, M. 1989. Los conflictos del desarrollo y la crisis ambiental, Mexico. FCE.
Seabrooks, J. 1993. Victims of development: resistance and alternative, Great Britain, Biddles Ltda.
Segundo, R. 2000. Comunicación personal.

Bibliografía consultada:
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Asociación de Industrias Argentinas de Carnes. La modernización del consumo de carnes". Estilos Gráficos S.A. Agosto de 1996.
Barsky, O. Tipología de pequeños productores campesinos en América". Ruralia N°2. Revista Argentina de Estudios Agrarios. Flacso, junio de 1991.
Calva, J. Los campesinos y su devenir en las economías de mercado. Siglo Veintiuno Editores S.A. Méjico. 1998.
Giberti, H. Historia económica de la ganadería argentina". Ed Hyspamérica. Buenos Aires, 1996.
Honeyman, M.S. 1991. Sustainable swine production in the U.S. Corn Belt. Am. J. Alternative Agric. 6 (2):63.
Ministerio de Agricultura, Ganadería, industria y Comercio del Gobiemo de la Provincia de Santa Fe (MAGIC). "Alimentos de Santa Fe". Julio de 1998.
Pucciarelli, A. El capitalismo agrario pampeano 1880-1930. Ed Hyspamérica. S.A. Buenos Aires, 1986.
Ramírez Necoechea, R. Perspectiva de la producción porcina en América Latina". Memoria del VII Congreso Latinoamericano de Veterinarios Especialistas en Cerdos y V Congreso Nacional de Producción Porcina. Río Cuarto, 5 al 8 de octubre de 1997.
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación (SAGPyA). Boletín de información porcina. Julio 1998
Vieites, C.; De Caro, A; Basso, C. "El sector porcino argentino.- Calidad Integración y Comercio”. Orientación Gráfica Argentina S.R.L. Buenos Aims, octubre de 1997.
Viglione de Arrastia, H.; García, C. Centenario del Departamento Caseros. 1980-31 de diciembre de 1990. Editado por C.E.I.P.O. Rosario, 1990.

 

 
 

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